Todos, siempre en donde sea representamos un papel más o menos concientemente. Por lo tanto que represente este papel que nosotros nos esforzamos de asumir, esta máscara es nuestro verdadero yo, el yo que nosotros quisieramos ser. A la larga, la idea que tenemos de nuestro papel se vuelve una segunda naturaleza y una parte integrante de nuestra personalidad.